“Utopía en el desierto” Hotel en Abu Dhabi
El proyecto se sitúa en Emiratos Árabes, dentro del desierto del RubAlKhali, en una zona destinada al desarrollo y la potenciación de cultivos en el desierto. La economía de los países árabes se basa principalmente en el petróleo, un recurso con fecha de caducidad. Por ello, el gobierno busca diversificar su economía con la agricultura, con una política de protección agrícola que destina grandes subvenciones para la investigación y el desarrollo de cultivos en el desierto.
El
proyecto, se plantea como un lugar para recibir un perfil de visitante con
interés en la vida y el desarrollo en lugares áridos, así como investigadores,
científicos, etc.
Los cultivos del entorno colonizan
la planta baja del proyecto, que se trata de una planta libre, la arquitectura se dispone “de puntillas” sobre
el terreno, como símbolo de respeto y para causar el menor impacto.
Por encima de este
nivel transcurre toda la vida del hotel, quedando la cota inferior como un
lugar más sombrío, sin obstáculos para una mirada a cualquier punto del
paisaje. En ella se desarrollan actividades estáticas de descanso, abstracción,
contemplación, etc. Se usa la rotación estacionaria de cultivos para crear un
ambiente cambiante con distintas percepciones, colores y olores según la
temporada.
Para ello, se realiza un estudio
de especies adaptadas a lugares de extrema aridez y los métodos de cultivo de estas zonas como mecanismo para autoabastecer,
aclimatar y crear distintos ambientes.
La arteria principal que articula
el proyecto es una consecución de plataformas conectadas entre sí mediante
rampas, que atraviesan el espacio tridimensionalmente, percibiendo así el
entorno a distintas alturas. Este recorrido
de carácter público será el zoco del hotel. En la cultura islámica, el zoco es un elemento en el que se llega a un extraño
grado de equilibrio entre el campo y la ciudad, y ocupa siempre un lugar
privilegiado en la zona central.
Entorno a él se conectan los usos
comunes del hotel e invernaderos, y en un segundo plano el programa dedicado a
investigación, laboratorios, zonas de taller, manufacturación y todo tipo de
productos que se elaboran para abastecer el propio zoco.
En la periferia, por último, se
sitúan las comunidades de habitaciones agrupadas y orientadas hacia el paisaje,
y sobre todo el conjunto se extiende
un gran manto textil.
La región de Al Ain es un lugar de
paso de los beduinos y demás grupos nómadas de la región, que debido a las
variaciones climáticas, inician movimientos estacionales o periódicos.
Basándonos en este concepto, las comunidades de habitaciones experimentan
movimientos y rotaciones según la temporada. Para ello, cada habitación se concibe como una construcción efímera y transportable de
envolvente desmontable , que según la temporada, da paso a otros usos como
zonas de té, lugares de reunión, observatorios nocturnos de estrellas, etc…
La intención es que HABITAR el edificio sea una aproximación
multisensorial con EL ENTORNO, basada en RECORRIDOS y paseos y el ENTENDIMIENTO
del PAISAJE como hecho cultural. Se pretenden DESCUBRIR AQUELLAS PARTES DEL
LUGAR QUE ESTIMULAN UN DETERMINADO ASPECTO SENSORIAL, ACTUANDO CON LA ARQUITECTURA PARA
POTENCIAR ESA CONDICIÓN, AISLÁNDOLA DEL RESTO. Los
espacios de habitaciones están dotados de una permeabilidad funcional por las
distintas formas de observar y disfrutar del exterior, que se materializan
en tipos de aperturas diversas determinadas por la altura, así como por el tipo
de usuario al que están vinculadas y el paisaje que enfocan.
Todo
el conjunto en sí se basa en un concepto intrínseco en el desierto: “la
desorientación”. Una red de espacios interiores
y exteriores, de varios niveles interconectados que flotan sobre el
suelo. Un espacio laberíntico en el que cada lugar es temporal, nada se
reconoce, todo es descubrimiento, todo cambia.
En cuanto
a la estructura, el proyecto se piensa como un conjunto de carácter temporal,
que en algún momento será desmontado cuando ya haya cumplido su función,
quedando solo el zoco para la interacción social en el lugar, y como vestigio
de lo que hubo allí. Por tanto, existe una lógica para la jerarquía estructural
sobre la que el proyecto se va desmaterializando y aligerando: el zoco sería una losa maciza, pesada y tosca. El
resto de plataformas son de estructura metálica desatornillable y por último,
la cubierta, sería el elemento más ligero.
Estructuralmente
se trata de una estructura tensada principal, formada
por dos familias de tensores con montantes regulables,
que permiten la variación en altura de la cubierta, formando espacios más o
menos diáfanos según se requiera. Como
arriostramiento aparece un segundo rango de
tensores que forman los faldones, que se moverán en función de los
vientos estacionales que soplan con fuerza en la zona, para evitar las tensiones que se pudieran generar y facilitando que la arena y
el viento continúen su recorrido.
En cuanto a los materiales,
mientras que la apariencia exterior es áspera y polvorienta, el interior está cargado de materiales brillantes,
vidriosos y reflectantes que acompañan al zoco en su itinerario, sirviéndole
además como un mecanismo de guía, para dejarse llevar a lo largo de su
recorrido dentro del conjunto, como un espejismo
en el desierto.
El sol en
esta región es dominante casi todos los días del año, lo que implica una gran
incidencia sobre cualquier edificio de la zona. Este hecho se usa positivamente
sobre el proyecto, como una herramienta más que lo configura. Las distintas
inclinaciones del tejido de la cubierta provocan una incidencia de luz diferente
en su interior, y además, a través de un estudio sobre la incidencia solar,
tanto en verano como en invierno, se usan varias técnicas de filtración de luz
como son la doble piel, alta densidad, baja densidad y movimiento de estas lonas microperforadas. Con
ello, la cubierta se convierte en la herramienta que convierte y moldea la luz,
y que mide su intensidad para cada tipo de espacio y situación, contribuyendo
así a la multiplicidad de ambientes diferenciados del proyecto.